La eliminación de San Martín frente a Deportivo Morón fue algo más que un simple golpe deportivo. Fue el final anunciado de una etapa que se deshilachó en silencio, semana tras semana, entre la impaciencia del hincha y el cansancio dirigencial. En la madrugada del regreso a nuestra provincia, otra vez con un sabor amargo, el murmullo se mezclaba con la bronca, y en La Ciudadela ya se respiraba el cierre de un ciclo.
Rubén Moisello, el presidente que condujo el club durante los últimos cuatro años y medio, parece decidido a dar un paso al costado junto a toda su comisión directiva. No es una reacción impulsiva ni una renuncia improvisada; sino la consecuencia de un desgaste que hace tiempo venía marcando el pulso interno de la institución. Incluso, cabe recordar que se había tomado una licencia de alrededor de ocho meses, hasta el 31 de agosto, cuando reapareció en público, en la asamblea de socios. “Estamos bastante golpeados, doloridos”, dijo el propio Moisello, con la voz apagada de quien sabe que el tiempo le ganó la pulseada.
El balance de su gestión deja luces y sombras. San Martín se ordenó en lo institucional, tiene las cuentas al día y no padece sobresaltos económicos; algo nada menor en el contexto del fútbol argentino. También creció en lo edilicio; remozó su estadio, modernizó y jerarquizó el complejo “Natalio Mirkin” y está en la recta final de la construcción de un micro estadio de nivel internacional.
Pero el costado deportivo (ese que define pasiones, legitimidades y mandatos) quedó en deuda. Durante esta gestión el “Santo” siempre se quedó a tiro de lograr el ascenso. Peleó hasta las últimas consecuencias, redobló los esfuerzos, y lo intentó de mil y una maneras. Pero no hubo caso.
Para colmo, la final perdida en Rosario en 2024 fue un golpe del que nadie se pudo reponer en Bolívar y Pellegrini. Y ese combo terminó por erosionar los cimientos de la dirigencia.
“Vamos a hacer una reunión urgente con la comisión directiva”: Moisello anticipó una asamblea para definir el futuro de San MartínEn este año, las tribunas de La Ciudadela empezaron a hablar por sí solas; hubo menos público, pero más murmullos y más reproches. El desencanto, que primero fue sutil, luego se volvió ruido. Y en el fútbol, cuando el ruido baja desde la popular no hay proyecto que lo resista. La pelota no entró, pero el desgaste ya se había jugado hace rato.
La decisión de la comisión directiva abre ahora un proceso de transición que, según confirmó un vocero del club, se ajustará estrictamente a lo que marca el estatuto. Una vez que Moisello y compañía oficialicen sus renuncias, la conducción quedará temporalmente en manos de la Junta Fiscalizadora, encargada de administrar el club y convocar elecciones anticipadas.
En la práctica, esto significa que San Martín entra en un período de administración provisional. La Junta no tomará decisiones deportivas de fondo (como la continuidad de Mariano Campodónico o el armado del nuevo proceso deportivo) hasta que se defina la nueva conducción. Así las cosas, el DT también atraviesa horas de incertidumbre y sabe que su futuro dependerá del color político del próximo presidente. Aunque, por ahora, ninguno de los posibles candidatos parece tenerlo en sus planes.
Aunque oficialmente nadie quiere hablar de candidaturas, la oposición ya comenzó a moverse. Augusto Rodríguez y Nicolás Nasrallah, quienes encabezaron listas en las últimas elecciones, mantienen conversaciones avanzadas para conformar una alianza que aglutine a los diferentes sectores disidentes. A ese bloque podría sumarse un nombre fuerte: Oscar Mirkin, ex presidente del club, quien ya dejó en claro su intención de volver a conducir los destinos del “Santo”.
Incluso, según le confiaron a LA GACETA, Mirkin le habría dejado en claro a su círculo íntimo que le gustaría que Ariel Martos sea el entrenador si es que logra llegar a la presidencia. Allegados al ex mandamás “santo” dejaron en claro que el DT tuvo una muy buena performance mientras estuvo al mando del primer equipo y, además, conoce el club y puede potenciar juveniles.
Del otro lado, el oficialismo parece fragmentado y sin intenciones de disputar poder en esta nueva etapa. La mayoría de los dirigentes que acompañaron a Moisello no participarían del próximo proceso electoral. Sin embargo, trascendieron dos posibles nombres que podrían representar una línea de continuidad moderada: Daniel Galina y Pablo Kasem, aunque por ahora ninguno confirmó públicamente su postulación.
El mensaje de Moisello tras la eliminación de San Martín: desde la búsqueda de respuestas hasta los detalles del nuevo procesoY mientras se reacomoda el tablero dirigencial, lo deportivo entra en pausa. El desafío de la directiva entrante será darle valor al proyecto del fútbol para el año que viene. Deberá definir rápido el nuevo DT y ver qué jugadores de los que estuvieron este año pueden formar parte del nuevo proceso.
El presupuesto no es algo menor. En los últimos años San Martín tuvo uno de los más elevados de la categoría y mantener eso puede llegar a ser crucial para poder seguir peleando arriba. Claro, además habría que elegir mejor a los futbolistas porque no siempre pagar mucho es sinónimo de contratar bien.
Pero más allá de los nombres, lo que se pone en juego es un modelo de club. San Martín deberá decidir si apuesta por una reconstrucción a largo plazo (basada en el desarrollo de jugadores, en una estructura más formativa y en un proyecto sostenido) o si vuelve a cargar todo el peso sobre la urgencia del ascenso.
El combustible y el veneno
En los últimos años, esa ansiedad por volver a Primera fue al mismo tiempo el combustible y el veneno de la institución. Lo impulsó a pelear arriba, pero también le impidió construir una base sólida. Claro está que el hincha “santo” hace tiempo que dejó la paciencia en otro lado. Hoy apoya menos y exige mucho más.
Y el “nuevo San Martín” necesitará un poco de tiempo, ideas y un liderazgo capaz de recuperar la conexión con su gente. Porque el desgaste no fue sólo dirigencial, sino también emocional. El hincha, cansado de promesas y frustraciones, espera más que explicaciones; algo que nadie le dio en este último año. Y también quiere (y espera) volver a creer.
En medio de la incertidumbre, hay una certeza. El contrato con la Caja Popular de Ahorros (el principal sponsor) seguirá siendo el principal sostén económico, más allá del cambio dirigencial. Ese respaldo es crucial para garantizar la estabilidad durante el proceso electoral y el armado del próximo plantel.
Sin embargo, ningún patrocinio reemplaza al pulso de la tribuna. La Ciudadela vive una especie de duelo colectivo, mezcla de decepción y esperanza contenida. Los hinchas saben que empieza otra vez el ciclo de las reconstrucciones, de los borradores y de los sueños nuevos. San Martín se mira al espejo y entiende que no se trata sólo de cambiar dirigentes, sino de redefinir su identidad.
El final del ciclo Moisello no sorprende porque desde hace varios meses se veía enojo de un lado y desgaste del otro. Pero igualmente es doloroso para la institución.
Tras la eliminación, Campodónico analizó la campaña y habló sobre su futuro en San MartínSan Martín está en proceso de concluir una etapa para abrir otra llena de preguntas. Porque siempre un cambio genera incertidumbre y más aún cuando se da de manera abrupta y antes de los plazos
Pero en la resignación está también la oportunidad de repensarse, de revisar errores y de recuperar la mística que alguna vez hizo del club un emblema de perseverancia y pertenencia.
En La Ciudadela, en donde tantas veces se reconstruyeron sueños entre ruinas, el desafío vuelve a ser el mismo: convertir la decepción en impulso, y hacer que la pelota, por fin, vuelva a entrar para ayudar a lograr los objetivos que unen a dirigentes e hinchas.